Saturday 3 April 2010

Miedo a Volar

Desde que los hermanos Wright se alzaron en vuelo hace más de 100 años, la especie humana se ha enfrentado al miedo que produce desafiar la ley de gravedad, despegar los pies de la tierra y ver como el mundo, tal y como lo conocemos, pasa a ser una fotografía de pequeños edificios, carros minúsculos y personas casi imperceptibles.

Un miedo que no es gratuito, los aviones comerciales suelen volar a una altitud de crucero de 40.000 pies (aprox. 12 km) sobre el nivel del mar, altitud donde la resistencia del viento es casi inexistente por lo que se maximiza la eficiencia de ahorro de combustible, que repercute en una disminución de costos. Sin embargo, la atmosfera a esa altitud es invivible. Los aviones de pasajeros presurizan sus cabinas simulando la atmosfera que encontraríamos en la cima de una montaña (entre 1.800 y 2.400 m). A esa altitud (40.000 pies) una descompresión explosiva reduce la expectativa de vida a unos escasos segundos.

No obstante lo anterior, las estadísticas lo confirman, el transporte aéreo es el medio de transporte más seguro del mundo, por experiencia propia les puedo contar, que todo el personal involucrado en la operación de la compañía es sometido a riguroso y continuo entrenamiento (especialmente pilotos y asistentes de vuelo), los aviones son objeto de mantenimiento diario, al finalizar el último vuelo del día un enjambre de ingenieros reciben el aeromóvil de nuestras manos y lo examinan milímetro a milímetro para verificar que todo esté en orden. Durante la operación, basta con que salte una luz del panel de instrumentos para que el capitán llame a los ingenieros, independientemente de las demoras que esto pueda causar. En el caso europeo, todas las compañías tienen que cumplir los estándares de la JAA (Joint Aviation Authority) quienes constantemente realizan inspecciones "sorpresa" en todos los aeropuertos del continente. En fin, que esto no es como el carro de la familia, que aunque la luz roja "Check Engine" parpadeé en el tablero le seguimos dando rosca hasta que nos deje varados en la carretera.

Todo este cuento viene a cuenta, porque hace un par de días, en dos de los cuatro vuelo que operaba me tocó atender a una persona con fobia a volar, se que la fobia es algo que va más allá de lo racional y que de pronto se ve agudizado al volar en una compañía aérea en la que el pasaje cuesta menos que un pasaje de autobús extraurbano, la gente suele tener la impresión de que volamos en latas de atún con alas, muy por el contrario, no cualquier avión aguanta la mecha de ocho despegues y ochos aterrizajes (4 de cada por turno) diarios, el más viejo de los aviones de nuestra flota tiene alrededor de 8 años y el rumor que corre por radio "pasillo" es que cuando se hace más costoso mantenerlos que comprar uno nuevo, se venden a aerolíneas del 3er mundo, quienes, a falta de regulaciones, los operan (sin darles el menor mantenimiento) hasta que la fatiga de los materiales terminan desembocando en catastróficos accidentes.

En resumen, el que tenga miedo a volar, piense que es mucho menos peligroso que agarrar carretera en Semana Santa. Pero, no deben perder de vista que el despegue y el aterrizaje son etapas críticas de cada vuelo, que no es un capricho de los tripulantes el pasar por la cabina antes de cada despegue/aterrizaje pidiendo que apaguen celulares y demás artículos electrónicos, que se abrochen el cinturón, cierren las mesas y bajen los reposabrazos, que abran las persianas de las ventanillas y que presten atención a la demostración de seguridad (en más de una ocasión me han parado justo al finalizar la demo para preguntarme dónde están los chalecos salvavidas). Así sea por educación (normas del buen hablante y del buen oyente) presten atención a los anuncios de seguridad. El accidente del Rio Hudson tuvo un 100% de sobrevivientes porque, precisamente, los pasajeros le pararon bolas a las indicaciones de la tripulación.

Los azafatos, no estamos vacunados contra el miedo, se puede evidenciar en pequeños gestos, por ejemplo, al terminar de preparar la cabina para el aterrizaje el sobrecargo suele decirle a los tripulantes que se sientan en la cola "see you on the ground" (nos vemos en tierra) antes de volver a su sitio en la "nariz" del avión, más que una afirmación, es una despedida inconsciente, con la esperanza de volvernos a ver una vez volvamos a estar sometidos al imperio de doña gravedad. En mi caso particular, me reconforta el saber que vuelo con un equipo de profesionales y todo lo que ya dije sobre el mantenimiento que se les da a nuestros “pájaros de aluminio”. Además que cualquier sensación de temor pasa a un segundo plano ante la responsabilidad de cuidar alrededor de 200 almas en cada vuelo.

8 comments:

  1. A ver, yo no sufro de miedo a volar, pero te confieso que soy inmensamente feliz cada vez que salgo del avión (en general más aún en el viaje de regreso). Si vuelo con Ludo y Luna, más tranquila aún al menos si algo pasa estamos todos juntos. Pero explicame la de las ventanas abiertas? cual es la razón científica del asuto... las mesas, las silla etc, lo entiendo pero jamas he comprendido el asunto de las vebtanas.

    ReplyDelete
  2. La única vez que tuve miedo a subir a un avión fue cuando tenía 4 ó 5 años, viajaba con mis padres y el día anterior había habido un gran accidente aéreo sin sobrevivientes. Te imaginarás que escuché la vaina en las noticias y me quedó la paranoia de que nuestro avión se iba a caer.

    Me decían que a nosotros no nos iba a pasar nada y que Dios nos iba a cuidar y toda la paja, y yo igual de asustada... La única forma de medio calmarme un pelo fue justamente que una azafata me explicara en detalle las estadísticas y me asegurara que en un avión corría menos riesgos que en cualquier otro medio de transporte. Recuerdo que hice todo el -afortunadamente corto- trayecto recordando las estadísticas...

    Ya después de eso, siempre me lo he tomado bastante light.

    ReplyDelete
  3. Por cierto, acerca de las aerolíneas del tercer mundo, aquí te dejo esta muestra:
    http://cabina-nimr.blogspot.com/2010/04/ojos-que-no-ven-corazon-que-no-siente.html#comments

    ReplyDelete
  4. En general, se puede decir que yo no tengo miedo a volar, eso si, al despegar y aterrizar sentia algo que se podría identificar como una cierta especie de "culillo" inconsciente, pero enseguida se me pasaba.
    Volé mucho de joven, ahora no, solo de vez en cuando, siempre en Europa, y curiosamente, ahora ya no siento ese "culillo" del que hablaba.
    Hice un curso de Control de calidad en Toronto, Canadá, hace un montón de años, Me mandaron a hacer prácticas a la Douglas allí fabricaban las alas de los aviones que luego enviaban a California en trenes especiales donde se fabricaba el "puro" para ensamblarlo todo, y me quedé impresionado de la cantidad de controles que les hacen antes de darlas por buenas, descartando cualquier cosa incorrecta o dudosa, fuera del tamaño o coste que fuera, ahí aprendí a sentirme seguro en un avión.
    Salud

    ReplyDelete
  5. Mariale ya te dejó el link. Yo le tengo su miedito a eso de volar, pero por el trabajo me toca pasar por toda clase de aeronaves. Helicópteros, y toda clase de MD, Boeing, Airbus y ATR. Al punto de que la otra vez iba en un B-737-800, de la línea Gol/Varig, de Maceió hacia São Paulo. Veo por la ventana como la tierra se está aproximando vertiginosamente. ¡MIERDA, EL AVION SE ESTA ESTRELLANDO PA'L COÑO! Al momento me despierto, veo por la ventana y el avión estaba volando plácidamente sobre las nubes. Ahora, lo del tornillo de la turbina no lo soñé.

    ReplyDelete
  6. Maie: lo de las persianas es porque si llegara a pasar algo (Dios nos libre) la mejor vista la tienen los pasajeros, los tripulantes tenemos unos "peepholes" que de vaina tienen 10cm de diametro, entonces si en plena maniobra de despegue, por ejemplo, se incendia un motor contamos con que los pasajeros nos alerten de la situación.

    Mariale: te entiendo yo grandote y ya trabajando de aeromozo me entró un culillo desproporcionado el año pasado después del accidente de Air France, al tiempo se supera aparte que tiene sus recompensas el pasar el día entre las nubes...

    Genín: Que envidia por lo de tu visita la Douglas, mi hermano menor tuvo la oportunidad de ir a la boeing en seatle. Efectivamente en aviación se trabaja con un sistema de triple verificación desde la fabricación hasta la operación.

    Nicolás: si puedes abunda en lo del tornillo de la turbina, ese cuento me interesa

    ReplyDelete
  7. Excelente este post. Normalmente no le tengo miedo a volar aunq en el año 200 viajando en una aerolínea pequeña del tercer mundo el avión casi se estrella contra otro q por alguna razón me imagino el radar no detectó y a partir de es emomento cada vez q experimento turbulencias se me suben los ovarios a la garganta. Desde entonces hasta ahora no es q haya cogido muchísimos vuelos pero en 10 años sí he viajado unas cuantas veces así q de cuando en vez sí q trago grueso...

    ReplyDelete
  8. Enhorabuena! Me parece uno de los blogs más interesantes que he leído ultimamente. Sobre todo porque muchas veces nos hemos preguntado cómo funcionan las cosas en los
    viajes de este tipo. Por fin podemos conocer un poquito más la otra cara de las low cost. Gracias!

    ReplyDelete