Un Insight a la vida, nada glamorosa, de los asistentes de vuelo de compañías "low cost". Inspirado en el Libro "Anecdotas de Azafatas" de David Wachtel
Friday, 30 April 2010
Tras Bambalinas de un vuelo Low Cost
Thursday, 22 April 2010
Día de la Tierra - en el Cielo...
Wednesday, 21 April 2010
Manual de sugerencias para pasajeros Low Cost
Thursday, 15 April 2010
To protect & and to "sale"
Wednesday, 14 April 2010
Olores de Verano...
La temperatura empieza a cambiar en Europa aunque en charleroi el mercurio sigue cayendo hasta los 0ºC en las noches. Sin embargo, la mayoría de los destinos a los que normalmente vuelo experimentan ya unos agradables 18 a 20 ºC como temperatura máxima del día.
En mi trabajo eso tiene sus ventajas y sus desventajas. La principal, y quizás única ventaja, es poder pasar unos minutos parado en la puerta del avión durante el desembarque y posterior embarque, en el aeropuerto de destino y disfrutar del Sol y la temperatura agradable.
Las desventajas, el tubo de aluminio que tengo por lugar de trabajo suele calentarse hasta 10ºC más que la temperatura exterior gracias a la radiación del Sol. Eso implica sudar la gota gorda, literalmente, al tratar de sentar a todos los pasajeros en menos de 10 minutos y arreglar sus equipajes en los compartimientos, usando un traje, mezcla de lana y material anti-inflamable (como el que usan los pilotos de F1, Mariale sabrá de esas cosas). Ya que siendo primavera, la mayoría de los supervisores (sobrecargos) exigen realizar el proceso con el uniforme completo, realizar estas tareas sin chaqueta está reservado a los meses de verano.
Si a esto sumamos los cuestionables hábitos de higiene de muchos pasajeros, cuya temperatura corporal junto con la temperatura interior de la cabina, desencadena una reacción química que deja como resultado un olor nauseabundo el cual, luego del despegue, es reciclado por el sistema de presurización de la cabina. A esto habría que sumarle, la obligación de invadir el espacio personal de los pasajeros para atenderlos debido a lo estrecho de la cabina.
Esta fórmula explosiva (o mejor dicho, repulsiva), llega a su máxima expresión en los vuelos marroquíes (desde y hacia marruecos). Ya que, a todo lo anterior se incorpora el olor de la comida que suelen traer abordo para consumir durante el vuelo y el de pañales sucios, por alguna razón asumen que la mesita de los asientos es también una estación para cambiar a sus infantes.
Ahora, el colmo de los colmos, es que encima te toque volar con un compañero con complejo de gato (una aversión irracional al agua es la única explicación que encuentro para que una persona preparada para el contacto face-to-face con el público descuide su higiene personal). Gracias a Dios no es lo usual, pero me volvió a ocurrir en días recientes. Normalmente, lo descrito en los párrafos superiores se soluciona abriendo la puerta en el aeropuerto de destino y dejando que el aire fresco (y limpio) se lleve el aire "contaminado". Pero, si el zorrillo apestoso es tu compañero, el truco de la puerta es inútil, no puedo describir lo nauseabundo que me resulta pasar 12 horas encerrado en un contenedor hermético con una persona, que encima no entiende que echarse perfume encima del tufo que destila, no hace más que empeorar la situación.
Sunday, 4 April 2010
Cuidado con el Alcohol...
Saturday, 3 April 2010
Miedo a Volar
Un miedo que no es gratuito, los aviones comerciales suelen volar a una altitud de crucero de 40.000 pies (aprox. 12 km) sobre el nivel del mar, altitud donde la resistencia del viento es casi inexistente por lo que se maximiza la eficiencia de ahorro de combustible, que repercute en una disminución de costos. Sin embargo, la atmosfera a esa altitud es invivible. Los aviones de pasajeros presurizan sus cabinas simulando la atmosfera que encontraríamos en la cima de una montaña (entre 1.800 y 2.400 m). A esa altitud (40.000 pies) una descompresión explosiva reduce la expectativa de vida a unos escasos segundos.
No obstante lo anterior, las estadísticas lo confirman, el transporte aéreo es el medio de transporte más seguro del mundo, por experiencia propia les puedo contar, que todo el personal involucrado en la operación de la compañía es sometido a riguroso y continuo entrenamiento (especialmente pilotos y asistentes de vuelo), los aviones son objeto de mantenimiento diario, al finalizar el último vuelo del día un enjambre de ingenieros reciben el aeromóvil de nuestras manos y lo examinan milímetro a milímetro para verificar que todo esté en orden. Durante la operación, basta con que salte una luz del panel de instrumentos para que el capitán llame a los ingenieros, independientemente de las demoras que esto pueda causar. En el caso europeo, todas las compañías tienen que cumplir los estándares de la JAA (Joint Aviation Authority) quienes constantemente realizan inspecciones "sorpresa" en todos los aeropuertos del continente. En fin, que esto no es como el carro de la familia, que aunque la luz roja "Check Engine" parpadeé en el tablero le seguimos dando rosca hasta que nos deje varados en la carretera.
Todo este cuento viene a cuenta, porque hace un par de días, en dos de los cuatro vuelo que operaba me tocó atender a una persona con fobia a volar, se que la fobia es algo que va más allá de lo racional y que de pronto se ve agudizado al volar en una compañía aérea en la que el pasaje cuesta menos que un pasaje de autobús extraurbano, la gente suele tener la impresión de que volamos en latas de atún con alas, muy por el contrario, no cualquier avión aguanta la mecha de ocho despegues y ochos aterrizajes (4 de cada por turno) diarios, el más viejo de los aviones de nuestra flota tiene alrededor de 8 años y el rumor que corre por radio "pasillo" es que cuando se hace más costoso mantenerlos que comprar uno nuevo, se venden a aerolíneas del 3er mundo, quienes, a falta de regulaciones, los operan (sin darles el menor mantenimiento) hasta que la fatiga de los materiales terminan desembocando en catastróficos accidentes.
En resumen, el que tenga miedo a volar, piense que es mucho menos peligroso que agarrar carretera en Semana Santa. Pero, no deben perder de vista que el despegue y el aterrizaje son etapas críticas de cada vuelo, que no es un capricho de los tripulantes el pasar por la cabina antes de cada despegue/aterrizaje pidiendo que apaguen celulares y demás artículos electrónicos, que se abrochen el cinturón, cierren las mesas y bajen los reposabrazos, que abran las persianas de las ventanillas y que presten atención a la demostración de seguridad (en más de una ocasión me han parado justo al finalizar la demo para preguntarme dónde están los chalecos salvavidas). Así sea por educación (normas del buen hablante y del buen oyente) presten atención a los anuncios de seguridad. El accidente del Rio Hudson tuvo un 100% de sobrevivientes porque, precisamente, los pasajeros le pararon bolas a las indicaciones de la tripulación.
Los azafatos, no estamos vacunados contra el miedo, se puede evidenciar en pequeños gestos, por ejemplo, al terminar de preparar la cabina para el aterrizaje el sobrecargo suele decirle a los tripulantes que se sientan en la cola "see you on the ground" (nos vemos en tierra) antes de volver a su sitio en la "nariz" del avión, más que una afirmación, es una despedida inconsciente, con la esperanza de volvernos a ver una vez volvamos a estar sometidos al imperio de doña gravedad. En mi caso particular, me reconforta el saber que vuelo con un equipo de profesionales y todo lo que ya dije sobre el mantenimiento que se les da a nuestros “pájaros de aluminio”. Además que cualquier sensación de temor pasa a un segundo plano ante la responsabilidad de cuidar alrededor de 200 almas en cada vuelo.